Ya sabemos la importancia que tiene la actividad física para la vida en general, pero más en particular para mejorar la calidad de vida durante una enfermedad, y la EPOC no iba a ser menos.
La actividad física está recomendada por el médico, y por lo general, lo más aconsejable es que esté supervisada por un profesional y con un plan de entrenamiento individualizado. El objetivo general es mejorar la ventilación y la tolerancia al ejercicio
Entre las recomendaciones para realizar la actividad física se encuentran:
- Practicar ejercicio en intervalos cortos de tiempo repartidos durante el día, especialmente en EPOC grave.
- Actividad física centrada en aumentar la capacidad física, fomentando una vida más activa.
- Ejercicios combinados de fuerza y resistencia, haciendo hincapié en los músculos inspiratorios y espiratorios.
Imagen: Fundación AstraZeneca
Con la actividad física conseguiremos una mejoría importante con respecto a los síntomas que tiene la enfermedad, así como acudir con menor frecuencia a urgencias, logrando que los ingresos hospitalarios sean de menor duración y consiguiendo una mejora en la sensación de la disnea y de la tolerancia al esfuerzo.
Además, como curiosidad y con el fin de animar a no dejar el hábito de la actividad física, se ha demostrado que una vez abandonada la rehabilitación pautada por el médico, o la realización de ejercicio físico diario se experimenta un deterioro en las capacidades físicas lo que puede llevar a un empeoramiento de los síntomas.
Para terminar, os dejamos un vídeo sobre la campaña que ha realizado la Fundación AstraZeneca "Con EPOC, recupera tu ritmo" sobre la importancia de tener un estilo de vida activo para los pacientes. Además, os invitamos a visitar la página de la fundación donde podéis encontrar numerosos testimonios de personas que padecen la enfermedad, así como consejos para ponerte en marcha y dejar a un lado el sedentarismo.
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